miércoles, 24 de abril de 2013

Un poema para Gilena de Francisco Maireles

Aquí os dejamos algunos poemas de nuestro pueblo escritos por Franscisco Maireles, natural de Gilena.

           Con motivo de una exposición de mi pueblo.

Gilena es un monte alto,
una fuente, arroyo claro,
y una torre, de murmullos blancos.
La torre, la fuente
y el arroyo claro,
alimentan mi sangre de colores
para interpretarlo.
Ahora que soy mayor,
mas la comprendo y comparto.


          Mi pueblo.

Mi pueblo es agua que corre,
aire puro,
piedra y sangre.
Sangre que trabaja y piensa.
Y el gigante de la sierra
siempre alerta... siempre alerta.

          A Gilena, en recuerdo de cuando salí de Rey Mago.


          Gilena me produce un sentimiento
antiguo y nuevo. Joven y viejo.
Todo el que aquí nace
vuelve con el tiempo.
Yo volví de Rey, viejo y tierno
a compartir los panes y los besos.
...Y fue, como un nacer de nuevo.

         
           De broma.


Manolo me dice que escriba.
Que es otra manera de ser pintor.
Y le contesto y escribo.
Yo soy un orgulloso de Gilena
y escribo mejor que tu,
y rezo mejor que tu,
y como mejor que tu,
y si nada de mi queda
soy mas ignorante que tu.
No me digas que escribas.
¿Qué sabes tú?
Cuando tu todo lo enseña
sin saberlo tu.
Tu eras un niño,
cuando yo soñaba ser pintor
y soñaba con la luz.
Te haré caso. Escribiré.
¿Para ser... mas artista
o más pintor?
._No. Para ser mas Maireles.
Me contestó.


         Baladilla de las tres novias.

De Gilena,
sangre milenaria y fresca.
De Sanlúcar,
la sal salpicando estrellas.
De Triana,
los secretos de sus quejas.
De Sevilla,
su arte vivo en las venas.
Y en sus cuadros
lo universal de su entrega.
Pero siempre,
siempre Gilena y Sevilla.
Siempre, Sevilla y Gilena
y en medio siempre Sanlúcar,
como tres novias morenas.
Triana su duende.
Sanlúcar su calma.
Gilena su sangre.
Sevilla su alma.
Duende y alma.

          
          Forjador de amaneceres.
        
Forjador de amaneceres;
recién abiertos los ojos
a la luz de su Gilena
nació la magia desnuda
con la gracia de la sierra.
Inocencia que otra tierra,
sevillana, como aquella,
con todo el calor del mundo
oró “pa” que aquí viniera.
Meció su arte en la vida
acariciando pinceles,
inspirando sentimientos;
repartiendo sus latidos
entre Sevilla y Triana...
lástima que aquella mañana
ebrio de amor y en silencio
se fue sin que se notara.



Redactado por Natalia Montaño, Sara García, Lucía Pozo y Belén Romero.

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